Más alimentos, menos paquetes

Como ya hemos compartido en muchas oportunidades, la alimentación desempeña un rol determinante en el cuidado de la salud ya que de los alimentos que consumimos depende la formación de nuevos tejidos, la energía y el equilibrio que el cuerpo necesita. Por este motivo es importante tomar plena conciencia de lo que estamos consumiendo y para eso es necesario informarnos.

En la actualidad, casi todos los alimentos se procesan de alguna manera, ya sea para hacerlos más agradables o para ser preservados para su consumo posterior. Así, se clasifican de acuerdo con el nivel de procesamiento:

1. Alimentos naturales y frescos: son obtenidos de plantas o de animales y no sufren ninguna alteración tras extraerse de la naturaleza.
2. Alimentos mínimamente procesados: alimentos naturales que se han sometido a un procesamiento sin la adición de sodio/sal, azúcares, aceites, grasas ni otras sustancias. Por ejemplo, frutas y verduras congeladas, o envasadas al vacío.
3. Alimentos procesados: están sometidos a diferentes procedimientos para aumentar su vida útil o modificar o mejorar sus cualidades sensoriales como por ejemplo productos enlatados como choclo, arvejas y atún.
4. Alimentos ultraprocesados: Son productos industriales que se obtienen a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos a los que se les agrega aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados.

¿Por qué hay que evitar los ultraprocesados?

La incorporación habitual de los productos ultraprocesados representan un riesgo para la salud ya que aportan baja o nula cantidad de vitaminas, minerales y fibra. Son productos que se encuentran nutricionalmente desbalanceados al tener exceso de aditivos, azúcares, sal y conservantes.

Existe cada vez más evidencia en relación con el carácter de dependencia, casi adictivos, de estos productos. Al imitar los alimentos naturales se los ve como erróneamente saludables, lo cual explica el potencial que tienen para deteriorar los hábitos alimentarios. Además, son cultural, social, económica y ambientalmente destructivos.

Para llevar una alimentación saludable es importante incorporar más alimentos y menos paquetes. Reducir los alimentos ultraprocesados y reemplazarlos por alimentos reales es la mejor manera de garantizar buenos nutrientes y proteger al cuerpo de enfermedades derivadas de los malos hábitos. Además, al consumir menos paquetes generamos menos residuos y beneficiamos no sólo el cuerpo sino también el medio ambiente.